El área de la investigación sobre el pulpo es lo que nos ha dado respuesta a algunas interrogantes, pero también ha generado muchas más. Una de las cuestiones que no resulta muy interesante acerca de estos animales es que tienen una vida muy corta. Al parecer están programados instintivamente para morir poco después del apareamiento.
Otra área de investigación sobre el pulpo se centra en la tinta que es capaz de liberar de su cuerpo. Este es un mecanismo de defensa que les brinda una oportunidad de escapar de los depredadores. La tinta oscura hace que para el depredador sea difícil ver u oler. De hecho, es capaz de desorientarlo completamente por un pequeño periodo de tiempo, y aquí es cuando el pulpo se escapa.
También se sabe que cuanto más pequeño sea un pulpo, más peligroso puede ser para otras criaturas en el agua. Esto se debe a que su veneno es más tóxico al estar más concentrado. Las especies más grandes no son tan peligrosas, lo que resulta algo irónico, porque son a los que evitan los otros animales.
Muchas personas no lo saben, pero se ha demostrado que el pulpo es extremadamente inteligente. A través de muchas investigaciones hemos aprendido cosas asombrosas de esta área en particular. Los pulpos tienen memoria a corto y largo plazo. Algunos estudios han empleado esta característica para ayudar a explorar la forma en que el cerebro humano es capaz de recordar cosas.
Una de las barreras a la hora de poner a prueba su nivel de inteligencia es que tienen una vida muy corta, pero se ha logrado observar que pueden notar la diferencia en varias formas y patrones y que tienen habilidades para resolver problemas.
Puede ser muy difícil para el pulpo sobrevivir en cautiverio, esa es otra razón por la que es difícil estudiarlos exhaustivamente. La mayoría de los datos que se recopilan se obtienen en su hábitat natural, sin embargo hay un límite de interrupción que los investigadores deben respetar. Al mismo tiempo, se deben tomar precauciones para asegurarse de que no hay peligro con otras criaturas en el agua.
Es un mito que el pulpo se come sus propios brazos. Lo que se ha descubierto es que utilizan sus picos para picotearse de vez en cuando. Se cree que este proceso es el resultado de algún tipo de trastorno neurológico o de un virus que ataca su sistema nervioso.
Las investigaciones sobre el pulpo pueden ser muy costosas y demorar mucho tiempo para obtener resultados. Incluso con la tecnología avanzada de nuestro lado, hay mucho por descubrir.